Letras y música para volar… a Buenos Aires (parte 3)

En la historia de mi reconstrucción de los pasos de Gustavo Cerati, además de conocer barrios distintivos de Buenos Aires aprendí mucho sobre las costumbres argentinas. Sin duda un viaje que me regaló anécdotas y postales que difícilmente se borrarán de mi memoria y espero disfruten los lectores de esta revista. A continuación, la última parte de Letras y música para volar…

Crédito: Xoch Álvarez

Posterior a su período como líder de Soda Stereo, Cerati inició su carrera como solista en el año de 1998, en la que produjo cuatro álbumes de estudio y diversas colaboraciones que incluyeron la grabación de 11 Episodios Sinfónicos en el Teatro Avenida y la composición de la banda sonora de la película +Bien, entre otros proyectos.

Bocanada y Siempre es hoy fueron los primeros discos que surgieron de esta etapa solista, ambos producidos en su mayoría en Casa Submarina, el cuarto de grabación de Cerati, ubicado en el barrio Vicente López y que en el año 2000 tuvo que ser clausurado debido a la sudestada que desbordó al Río de la Plata.

Posterior a este hecho y debido a la necesidad creativa de Gustavo, en 2005 inaugura Estudio Unísono, ubicado también en Vicente López pero en una zona más alejada de la costa y en donde se grabó Fuerza Natural, el álbum con el que Cerati se despidió de su carrera musical y básicamente, de la vida.

Debido a la infinidad de datos que encontré respecto a los domicilios de Casa Submarina y Estudio Unísono, omitiré las fotografías que capturé para evitar difundir información imprecisa, pero lo que sí puedo hacer, es garantizar una bonita caminata en Vicente López a la orilla del río, que si bien no es el sitio ideal para bañarse, devuelve una agradable imagen a sus visitantes y la sensación de una presencia maravillosa que seguramente nunca desaparecerá.

Crédito: Claudio Larrea

Pareciera que existir es un fenómeno que jamás terminaremos de cuestionar y mucho menos de entender. Tenemos certeza más bien de pocas cosas, y una de ellas es que sin importar cuánta resistencia o cuánta incomprensión, todos abandonaremos el plano físico en algún momento, y el momento de Gustavo ocurrió hace cuatro años, luego de un trágico y prolongado período de conexión artificial.

No había otra forma de concluir mi recorrido que acudiendo al lugar donde descansan los restos de Gustavo: el Cementerio de la Chacarita (emplazamiento de gran importancia histórica y arquitectónica en Buenos Aires), a un kilómetro del barrio donde transcurrió su infancia; así que tomé un carro de sitio hacia Av. Guzmán 680, le di cincuenta pesos al taxista y luego atravesé el cementerio con un clavel blanco en busca del nicho 2912.

Para llegar a Gustavo, hay que caminar por la calle principal del cementerio hasta encontrar una glorieta, en ese punto se aborda la calle de la derecha y más o menos a cincuenta metros se encuentra un edificio de criptas.

En la entrada me recibió un guardia que me indicó por cuáles escaleras había que subir y cuántos pasillos contar: -Nicho veintinueve doce- me dijo. Con el corazón en las manos contaba los pasillos y sentía cómo la oscuridad del espacio me sustraía de la vitalidad de afuera, entonces me encontré de frente a una placa que decía: Gustavo Adrián Cerati «Gus».

Atrajo mucho mi atención que durante los cinco minutos de mi visita, aparecieron otros tres fans con sus respectivas flores, en distintos momentos, sin ser un día alusivo a nada. Tuve que consultar con el guardia si eso ocurría a menudo, a lo que respondió que no había pasado un sólo día desde el 4 de septiembre (2014) sin que Gustavo recibiera flores, principalmente de admiradores chilenos y mexicanos.

Me marché del cementerio, no sin antes recolectar una pequeña rama con hojitas a los costados para usarla de separador en alguna de mis libretas y con un profundo sentimiento de gratitud: En serio, gracias por venir, Gustavo.

Crédito: Desconocido

Los argentinos son personas muy orgullosas de su Tierra y de su gente, apasionados como pocos y entregados como muchos quisiéramos. Gustavo Cerati y Soda Stereo forman parte de su identidad colectiva y son motivo de reconocimiento a nivel mundial, por esta razón los porteños honran su memoria, como un símbolo de gratitud a quien a través de la música compuso himnos a su patria. Por eso es muy común encontrar homenajes de distintas índoles en toda la ciudad. Tal es el caso del Túnel Gustavo Cerati sobre la Av. Francisco Beiró al cruce con Gutenberg.

Crédito: Xoch Álvarez

Al terminar mi viaje concluí dos cosas: la primera, que es posible disfrutar de la música fuera de recitales o de dispositivos de audio, que como cualquier otra manifestación artística conlleva una historia repleta de personajes, lugares y momentos que es preciso (y precioso) conocerlos.

La segunda, es que coincido con aquellos que dicen que los viajes cambian la vida y abren la mente, siempre y cuando se esté dispuesto a adoptar esos cambios. También creo que el aprendizaje es un acuerdo entre maestro y alumno y que en diversas ocasiones ese maestro puede ser una ciudad o puede ser una canción, y a mí, la ciudad de Buenos Aires y la música de Gustavo Cerati me enseñaron que a las emociones hay que entregárseles, incluso si eso implica renunciar a la cordura…

Crédito: Desconocido

*Crédito imagen de portada: Tomada de Internet, autor desconocido.

Si buscas los discos o mercancía de Gustavo Cerati para conocer más acerca de su legado, puedes dirigirte al sitio de Amazon en México donde encontrarás una gran selección de productos.

(regresar a parte 2 de 3)
(regresar a parte 1 de 3)

Autor de la Nota