¿Te gustan los documentales musicales? ¿Qué tal si te digo que hay uno que combina la magia del rock progresivo con la belleza de una antigua ciudad romana? Sí, estoy hablando del legendario documental «Pink Floyd: Live at Pompeii».
Pompeya fue una ciudad romana situada en la costa de Italia, al sur de Roma, que fue destruida por la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C. La ciudad quedó sepultada bajo una capa de ceniza y piedra que la conservó casi intacta durante siglos. El documental de Pink Floyd se grabó en el anfiteatro de Pompeya, un impresionante escenario que data del siglo I a.C. y que podía albergar a unos 20,000 espectadores.
El documental fue dirigido por Adrian Maben, un joven cineasta interesado en combinar el arte con la música de Pink Floyd. Maben tuvo la idea de filmar en Pompeya después de perder su pasaporte en una visita a la ciudad y quedar impresionado por el silencio y la atmósfera del lugar. Con la ayuda de un profesor universitario fanático de la banda, logró convencer a las autoridades locales de cerrar el anfiteatro durante seis días en octubre de 1971 para realizar el rodaje.
La banda llevó todo su equipo habitual de gira, incluyendo un grabador móvil de 8 pistas que luego fue ampliado a 16 pistas en la postproducción. El resultado fue una grabación de alta calidad que captó la esencia del sonido en vivo de Pink Floyd. La banda interpretó un repertorio típico de la época, con canciones como Echoes, One of These Days, A Saucerful of Secrets y Careful with that Axe Eugene. Todas ellas son piezas maestras del rock progresivo, que se caracterizan por su complejidad, su experimentación y su variedad de influencias.
El documental fue filmado sin público, lo que le da un aire de intimidad y misterio. Los músicos se muestran concentrados y entregados a su arte, mientras que la cámara capta sus expresiones y gestos. También hay escenas de entrevistas y de la vida cotidiana de la banda, que nos permiten conocer un poco más sobre su personalidad y su proceso creativo.
La producción también incluye escenas filmadas en un estudio de París, donde se proyectaron imágenes del anfiteatro y se añadieron efectos visuales. Asimismo, se agregaron secuencias en 1974, que muestran a la banda trabajando en el álbum The Dark Side of the Moon y haciendo entrevistas en los estudios Abbey Road. Estas escenas contrastan con las del anfiteatro, mostrando el lado más humano y cotidiano de los músicos.
«Pink Floyd: Live at Pompeii» tiene una duración total de unos 90 minutos y se ha convertido en un clásico del cine musical. Es una obra que refleja el talento y la creatividad de Pink Floyd, así como su conexión con el arte y la historia. Es una experiencia que todo fan del rock debería vivir al menos una vez en su vida.
Si eres fanático de Pink Floyd o simplemente te gusta la buena música, no puedes perderte este documental. Es una joya del cine musical que te hará viajar en el tiempo y en el espacio. Te aseguro que no te arrepentirás de verlo.