En la primer entrega de esta serie de artículos te platiqué acerca de Honne, un duo compuesto por dos británicos, con un gusto por lo japonés y con sonidos que apuntan hacia el soul, el pop y la electrónica de forma muy disfrutable y fácil de digerir, aunque con calidad.
Bien, pues en esta ocasión nos iremos al lado opuesto del espectro en varios sentidos, ya que se trata de un dueto de mujeres de California, Estados Unidos, con un gusto por el rock básico, sucio y energético, de ese que se puede escuchar en muchas cocheras o cuartitos de ensayo alrededor del mundo, pero que a final de cuentas es la esencia de este género.
Deap Vally se formó en 2011 después de que Lindsey Troy (vocales y guitarra) y Julie Edwards (vocales y batería) se conocieran en una clase de tejido -¿dónde más encontrarías a tu compañera ideal para tu banda de rock?- en Los Angeles, California. Pero antes de esto, Julie había sido parte de otro duo rockero llamado The Pity Party y Lindsey tocaba como solista en varios lugares de Los Angeles, por lo que su gusto por el rock y el crochet serían los hilos que formarían el tejido para la unión de esta nueva banda -mis abues estarían orgullosas de mis referencias sobre tejido-.
Para tomar como referencia auditiva, se puede decir que el sonido de Deap Vally está influenciado directamente por el trabajo de Jack White durante su etapa con Meg White en The White Stripes o por el sonido que tuvieran The Black Keys -otro dueto- en sus inicios.
Aunque empezaron a tocar juntas desde el 2011, fue en julio del 2012 cuando lanzarían su primer sencillo llamado «Gonna Make My Own Money», que serviría para que durante todo un año fueran invitadas a diversos conciertos y festivales, principalmente en el Reino Unido, donde incluso tocarían en Glastonbury en junio del 2013.
Prácticamente a la par de su tocada en Glastonbury llegó el lanzamiento de su primer álbum de estudio llamado Sistrionix, bajo el sello Island Records/Communion. Aunque este trabajo no contó con una propuesta musical muy original, sí lograron grabar un disco donde se tomaron muy en serio las bases de lo que es el buen rock, como letras contundentes donde demuestran su feminismo, una guitarra estridente, una batería enérgica y voz poderosa que complementa el sonido crudo y «sucio» de este debut. El ejemplo claro de este sonido es la ya mencionada «Gonna Make My Own Money».
Durante 2015 e inicios de 2016, se mantuvieron tocando por el mundo abriendo para músicos de la talla de Marilyn Manson, Wolfmother o los Red Hot Chili Peppers en su gira por Europa, lo que les dio una gran exposición. Pero era momento de entrar nuevamente al estudio para grabar su segundo álbum, que sería lanzado ese mismo año, en septiembre del 2016, bajo el sello de Nevado Music y producido por Nick Zinner, guitarrista de los Yeah Yeah Yeahs.
Para este segundo disco se puede apreciar que Deap Vally trató de recorrer nuevos caminos buscando evolucionar, ya que dejó la crudeza de Sistrionix para introducir sonidos que giran en torno a nuevos ritmos para ellas, como el indie-rock en «Gonnawanna» o incluso coquetear con el indie-pop en «Turn It Off». También se puede apreciar cómo depuraron su forma de tocar, haciéndolo de forma más precisa y melódica -recordando el sonido de The Yeah Yeah Yeahs-, como en el track «Post Funk».
Durante este 2019, Deap Vally ha estado trabajando en un proyecto en colaboración con Wayne Coyne y Steven Drozd de The Flaming Lips, y al parecer ya están en las últimas etapas de la producción, pero aunque no se han dado más detalles al respecto, esperamos que este mismo año podamos tener al menos una probadita de lo que este duo ha estado tejiendo para nuestros oídos.